El naife es el producto estrella de la artesanía canaria. Este cuchillo ha sido durante siglos una herramienta básica para el agricultor y el ganadero canario, y actualmente se ha convertido en un valorado elemento decorativo del que se elaboran exquisitas piezas anheladas por los mejores coleccionistas del mundo.
Sobre las historia y los orígenes del cuchillo canario se ha dicho mucho pero se ha estudiado y escrito poco. La teoría más aceptada es la del estudioso y coleccionista Alejandro Moreno Marrero, quien asegura que el naife es un cuchillo de origen albaceteño modificado por los artesanos locales para satisfacer las necesidades y los gustos del hombre canario dedicado al trabajo de la tierra en general y de las plataneras en particular.
Pese a que su nombre deriva claramente de la palabra usada en inglés para referirse a cuchillo (knife), el naife de inglés solo tiene el nombre (y el recuerdo de los comerciantes que colaron algunos vocablos anglosajones en el lenguaje popular canario), ya que no se ha encontrado ninguna pieza de la industria cuchillera británica que se pueda relacionar con la singular morfología del cuchillo canario.
Utilizando el argumento de la estrecha relación existente entre la cultura bereber y los guanches (aborígenes canarios), algunos especialistas afirmaban que el cuchillo canario provenía del norte de África, pero esta teoría ha ido perdiendo peso durante los últimos años.
La teoría del "cuchillólogo" Moreno Marrero, se basa en el estudio de numerosas piezas y documentos que se remontan a los siglos XV y XVI podríamos resumirla así: el cuchillo canario es simplemente el resultado de la evolución sufrida en las islas por el cuchillo hispanoárabe, introducido en el archipiélago por los conquistadores castellanos y por los mercaderes foráneos.
Aunque existen noticias de la presencia en Gran Canaria de armas blancas de procedencia peninsular desde el año 1570, Moreno Marrero cree que el proceso evolutivo fue bastante lento y que no podemos hablar de un cuchillo canario "propiamente dicho" hasta mediados del siglo XIX. De la influencia morisca aun se conservan los motivos vegetales y los dameros que decoran los mangos de los actuales naifes, y la relación con los cuchillos de Toledo o Albacete sigue siendo más que evidente, como evidente es que el cuchillo canario ha tomado lo mejor de ambas influencias para crear un objeto único que es más una obra de arte que un producto de artesanía.
Los maestros cuchilleros canarios del siglo XXI mantienen viva una tradición ancestral que se ha adaptado a los nuevos tiempos sin perder su valor y arraigo cultural. El taller, los materiales y las herramientas practicamente no han cambiado, pero el producto final se utiliza más como elemento decorativo, ya sea en forma de abrecartes o de miniaturas convertidas en pendientes, que como instrumento de labranza. Antes era imprescindible, hoy es un precioso capricho.